César Díez Serrano

novelista abulense

Nací en Valencia, eso es algo que jamás podré borrar y que llevo con orgullo. Pero ser, lo que se dice ser, soy de Ávila. Es aquí, en esta ciudad castellana, donde he cursado mis vivencias y mis dolencias.

Soy un ingeniero informático de los que decidieron quedarse en lugar de buscar fortuna en otra provincia. Algo, por otro lado, poco común en los nacidos por aquí. Equivocado o no, lo cierto es que en Ávila he visto pasar mis días y gracias a esta decisión he podido disfrutar de cosas que de otro modo hubieran sido improbables. Una de ellas es, sin duda, la escritura.

Es algo que me ha acompañado siempre. La creatividad ha sido parte de mi vida, como un camino para inventar, huir, sacar sonrisas, recordar o reflexionar. Así, de este modo, en el año 2012 vio la luz mi primera obra y se quiso llamar La edad de Acuario.

La edad de Acuario se puede considerar una autobiografía ficcionada donde plasmé la admiración que en aquel entonces sentía por Londres, junto con algunos de mis capítulos vitales que vestí de personajes para quitarme esas espinas que las experiencias a veces nos dejan. Un libro tan personal que su impacto fue mucho más allá de las páginas. Tanto es así, que durante casi una década, Londres se convirtió en un Edén para mí.

La inercia de esta novela, junto con subidón de autoestima que le supone a un joven de veintipocos años vender cientos de libros, hizo que esa historia se convirtiera en triología. Y así en 2013 y 2016 vieron la luz El misterio de Ana Bolena y Conspiración en Londres. Dos obras, en este caso, más cercanas a la inventiva que a la realidad, pero que me permitieron disfrutar de muchos y muy buenos momentos en viajes tanto a la capital de Inglaterra, como a París, Bruselas, Brujas o Lisboa.

Por desgracia en la literatura, igual que en la vida, las historias no duran para siempre. Los libros, queramos o no, siempre van ligados a personas, recuerdos y situaciones cotidianas. Fue así como La edad de Acuario llegó a su fin en 2018 y, a la vez, se me abrieron nuevos caminos en la literatura. El más palpable, sin duda, El sueño de Connor que vio la luz a finales del 2021, tras más de cinco años de trabajo. Una obra oscura y pesimista para tiempos oscuros y pesimistas. Los lectores notarán un profundo cambio tanto en la acción como en la técnica y es que poco tiene que ver con los libros anteriores. Pero sin duda, ha sido un viaje increíble junto a unos personajes con los que me he sentido muy vinculado.

Es cierto, mis novelas nunca han pagado las facturas y, sin embargo, siempre me ha ayudado a vivir. Porque gracias a los libros he conocido a gente maravillosa, he hecho grandes amigos e incluso me he enamorado. Me ha servido para viajar sin levantarme de la silla, para llorar sin derramar una lágrima y para reir a carcajadas sin hacer un gesto. Es la magia de los libros, quién la probó lo sabe.  Un dulce veneno que jamás te abandona, por mucho que no quieras volver a enfrentarte a una hoja en blanco, por mucho que quieras olvidarlo para siempre.

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